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¿No sabes muy bien por dónde empezar a contar tus historias?
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Seamos sinceros, somos humanos y esto de ser productivo va por rachas emocionales que dependen de cada uno. Así que os voy a contar cuando tengo una barbaridad de trabajo que afrontar, como organizo las tareas. Un realizador audiovisual puro, su función principal va a estar en todas las fases, solo que su campo de acción preferentemente será durante el rodaje.
El equipo con el que suelo trabajar y el que suelo pedir cuando me llaman para ir a grabar como realizador principal o secundario siempre necesito que sea versátil. Un equipo que te permita grabar en cualquier situación, aunque, hoy por hoy, mi cámara está “obsoleta” en cuanto a vídeo se refiere. Y entrecomillo la palabra porque si es cierto que esta gran mítica cámara (hoy la coletilla es mítica) ha servido incluso para hacer publicidad de televisión.
A menudo me suelo encontrar el problema de muchas personas que no tienen presupuesto para contratar a un realizador audiovisual que les pueda grabar un vídeo, ya sea para una formación, un curso o un videoblog.
Esta película me la recomendó mi profesor de edición en la universidad. Ahora mismo está en mi Top 3 personal de películas. Su director, Mike Cahill, es de esos realizadores que demuestran que a veces menos, es más, como le ocurre a Shyamalan. Te advierto que si no has visto esta película, este post está plagado de spoilers.
Los realizadores tendemos a enfrentarnos a muchos aspectos durante la creación del material. Sin embargo, cuando nos metemos en la piel del editor de vídeo, la música es quizá la pieza del puzle más grande a encajar. Lo absolutamente imprescindible es tener una buena imagen, de calidad, más allá de su resolución y un buen sonido, eso es la parte fundamental durante el proceso de rodaje.
Uno de los problemas que me encuentro muchas veces cuando trabajo con otros editores que me mandan un proyecto para continuar la edición es el orden. También me ocurre cuando el cliente me manda un proyecto de otro editor con el que no ha quedado contento inicialmente.
Seamos sinceros, somos humanos y esto de ser productivo va por rachas emocionales que dependen de cada uno. Así que os voy a contar cuando tengo una barbaridad de trabajo que afrontar, como organizo las tareas. Un realizador audiovisual puro, su función principal va a estar en todas las fases, solo que su campo de acción preferentemente será durante el rodaje.
El equipo con el que suelo trabajar y el que suelo pedir cuando me llaman para ir a grabar como realizador principal o secundario siempre necesito que sea versátil. Un equipo que te permita grabar en cualquier situación, aunque, hoy por hoy, mi cámara está “obsoleta” en cuanto a vídeo se refiere. Y entrecomillo la palabra porque si es cierto que esta gran mítica cámara (hoy la coletilla es mítica) ha servido incluso para hacer publicidad de televisión.
A menudo me suelo encontrar el problema de muchas personas que no tienen presupuesto para contratar a un realizador audiovisual que les pueda grabar un vídeo, ya sea para una formación, un curso o un videoblog.
Esta película me la recomendó mi profesor de edición en la universidad. Ahora mismo está en mi Top 3 personal de películas. Su director, Mike Cahill, es de esos realizadores que demuestran que a veces menos, es más, como le ocurre a Shyamalan. Te advierto que si no has visto esta película, este post está plagado de spoilers.
Los realizadores tendemos a enfrentarnos a muchos aspectos durante la creación del material. Sin embargo, cuando nos metemos en la piel del editor de vídeo, la música es quizá la pieza del puzle más grande a encajar. Lo absolutamente imprescindible es tener una buena imagen, de calidad, más allá de su resolución y un buen sonido, eso es la parte fundamental durante el proceso de rodaje.
Uno de los problemas que me encuentro muchas veces cuando trabajo con otros editores que me mandan un proyecto para continuar la edición es el orden. También me ocurre cuando el cliente me manda un proyecto de otro editor con el que no ha quedado contento inicialmente.
Seamos sinceros, somos humanos y esto de ser productivo va por rachas emocionales que dependen de cada uno. Así que os voy a contar cuando tengo una barbaridad de trabajo que afrontar, como organizo las tareas. Un realizador audiovisual puro, su función principal va a estar en todas las fases, solo que su campo de acción preferentemente será durante el rodaje.
El equipo con el que suelo trabajar y el que suelo pedir cuando me llaman para ir a grabar como realizador principal o secundario siempre necesito que sea versátil. Un equipo que te permita grabar en cualquier situación, aunque, hoy por hoy, mi cámara está “obsoleta” en cuanto a vídeo se refiere. Y entrecomillo la palabra porque si es cierto que esta gran mítica cámara (hoy la coletilla es mítica) ha servido incluso para hacer publicidad de televisión.
A menudo me suelo encontrar el problema de muchas personas que no tienen presupuesto para contratar a un realizador audiovisual que les pueda grabar un vídeo, ya sea para una formación, un curso o un videoblog.
Esta película me la recomendó mi profesor de edición en la universidad. Ahora mismo está en mi Top 3 personal de películas. Su director, Mike Cahill, es de esos realizadores que demuestran que a veces menos, es más, como le ocurre a Shyamalan. Te advierto que si no has visto esta película, este post está plagado de spoilers.
Los realizadores tendemos a enfrentarnos a muchos aspectos durante la creación del material. Sin embargo, cuando nos metemos en la piel del editor de vídeo, la música es quizá la pieza del puzle más grande a encajar. Lo absolutamente imprescindible es tener una buena imagen, de calidad, más allá de su resolución y un buen sonido, eso es la parte fundamental durante el proceso de rodaje.
Uno de los problemas que me encuentro muchas veces cuando trabajo con otros editores que me mandan un proyecto para continuar la edición es el orden. También me ocurre cuando el cliente me manda un proyecto de otro editor con el que no ha quedado contento inicialmente.